miércoles, 30 de diciembre de 2015

PASEO EN BICI POR LOS ALREDEDORES DE VILLAFRUELA (28 de agosto de 2.014)

PASEO  EN  BICI  POR LOS ALREDEDORES DE VILLAFRUELA
(28 de agosto de 2.014)
 (Cilleruelo, Enebral de Lerma, Avellanosa, Paúles del Agua, Iglesiarrubia, Villafruela)
 La segunda quincena de agosto de este año la he pasado en Villafruela junto a mi madre, que disfruta del verano en la casa familiar, y mi sobrino Javier que ha compaginado un trabajo en prácticas en el restaurante “La Posada de Eufrasio” de Lerma, con gratas veladas con su cuadrilla en el pueblo.

 El 16 de agosto estrené este periodo estival con la celebración de quintos del 54 por todo lo alto, con música de dulzaineros de Aranda, buena comida y grata compañía. Posteriormente, aproveché dos tardes para realizar sendas salidas en bici que tuvieron como inicio el camino de Cilleruelo. En la primera continué, después de atravesar el pueblo, en dirección sur, y me dirigí hacia el valle del Esqueva, recorriendo los pueblos de Cabañes, Pinillos, Terradillos, Villatuelda y Torresandino, antes de finalizar la ruta en Villafruela.
 La segunda salida fue el 28 de agosto, jueves. (Me permitiré la licencia de narrarla en presente). Cerca de Cilleruelo diviso una torre de piedra hacia la izquierda del camino, de la cual ya me había hablado el primo Javi de Vitoria, el pasado verano. Tomo el camino que apunta en ese sentido y, tras un rodeo innecesario, accedo a dicha torre que, sorprendentemente, está en medio de una extensa finca con un viñedo y diversas hileras de árboles frutales (almendros, nogales…). Me sorprende la iniciativa del dueño por haber plantado semejantes cultivos en medio del páramo. Las viñas presentan un saludable aspecto con generosos racimos a modo de ubre en su parte inferior.



  Después de esta primera sorpresa de la tarde, retomo la marcha y me dirijo hacia el monte que llaman de Fontioso (El enebral de Lerma), con la intención de bordearlo por la derecha y así acercarme a los campos de espliego que ya había visitado la semana anterior a la vuelta de acompañar a Javier a Lerma.
  El camino es llano, con buen firme y, optando por el de la izquierda en una bifurcación, llego enseguida a un amplio sabinar con claros de cereal dispersos. Su estado de conservación me parece mucho mejor que en el pasado, gracias a la prohibición de quemar rastrojeras al final del verano, como era costumbre antaño. Una hilera de sabinas centenarias bordea el monte y, en menos que canta un gallo, me topo con la segunda sorpresa de la tarde, unos campos de lavanda que son como un regalo para los sentidos en medio de estas tierras de pan llevar.


 Disfruto de los espliegos y reinicio la ruta hacia el encinar de la Andaya. Cruzo el Valle Grande y el arroyo que llaman de Valtrasero; después asciendo una suave subidita mientras cavilo sobre la idoneidad de esta ruta para los primos y amigos con los que comparto paseos y cañas en el pueblo durante estos días. La dejaremos para otro año. Durante el verano anterior visitamos el Torreón de la Greda en el páramo de Cerrato.
 Sigo por la carretera de Lerma, BU-114 y, en suave descenso, atravieso un encinar con encanto que también he recorrido y fotografiado en las sucesivas visitas a la cabeza de partido. En pocos reductos de antiguos encinares se pueden descubrir tantos ejemplares centenarios como en éste, lo que hace del lugar un paraje singular que rememora tiempos en que el bosque era fuente inagotable y sostenible de recursos variados; madera, leña, carboneo, pastoreo… Lástima, la suciedad que muestran las cunetas, indicio de nuestra falta de sensibilidad por la naturaleza.

 Por este entorno discurren también, la Cañada Real de las Merinas, que acercaba las ovejas merinas trashumantes desde la Sierra de la Demanda hasta la Cañada Oriental Leonesa, ya cerca de Valladolid; y el ferrocarril Madrid-Burgos, ya en desuso. Ojalá se convierta lo antes posible en vía verde ...




 Pasado el encinar y, donde acaba la bajada, giro hacia la izquierda para completar, ya en el atardecer, el recorrido por el triángulo de pueblos: Avellanosa de Muñó, Paúles del Agua, (con recuerdo para los amigos de Zequi y Ceci), e Iglesiarrubia. Son pueblos donde, en su término, destacan los campos de girasol con la floración casi finalizada entre los de cereales (cebada, trigo) ya cosechados. Se van despoblando paulatinamente como casi todos los pueblos de Castilla; no se ve casi gente en sus calles, ni en pleno agosto ¡qué será en los meses de invierno…!

 Ya de regreso y, cerca de la carretera de Lerma, diviso a la izquierda una plantación de encinas jóvenes en cuadrícula, que me hace pensar que estarán micorrizadas con trufa; una inversión a futuro que está de moda por estos rincones de Castilla…


  Por fin, estoy pedaleando por la carretera comarcal BU-114 con rumbo a Villafruela. Quedan unos 9 km de largas rectas en el páramo, lo que me permite contemplar una fantástica puesta de sol, que no por clásica en estos lares, deja de sorprenderme; y así acabo el periplo de unos 40 Km con un buen recuerdo. Ya solo quedan la bajada hacia el río y la subida, callejeando por el casco urbano hasta el Sotechao de la plaza, donde aparco la bici amiga.






F  I  N  











CAMINATA ENTRE CARAZO Y EL RÍO ARLANZA (26 de diciembre de 2.008)


CAMINATA  ENTRE  CARAZO Y EL RÍO ARLANZA
  (26 de diciembre de 2.008)
 Andarines: Míguel, zequi y arsenio


   Como ya viene siendo habitual en Villafruela por estas fechas, correspondía al pasado 26 de diciembre realizar alguna ruta en familia por nuestra tierra burgalesa. Durante la  tarde anterior (día de Navidad), Zequi, Míguel y el que esto cuenta, Arsenio, intentamos planificar el itinerario acudiendo al Internet rural de "Las Escuelas", pero la señal no nos era propicia; finalmente, con la ayuda de unos planos no muy precisos por escala e impresión, nos decidimos por una marcha combinada entre la realizada hacía un año, en compañía de Marta, cuando ascendimos desde Carazo  las Mesetas de San Carazo y San Carlos (Alto de la Mirandilla), y otra parte novedosa que, en vez de regresar al punto de partida, continuase descendiendo desde el segundo cerro  hacia Contreras, para después completar la ruta hasta enlazar con el río Arlanza a la altura del primer puente de la carretera que proviene de Covarrubias. En ambos puntos, de partida y de llegada, dejaríamos aparcados previamente sendos coches para facilitar el regreso.
   Todo el recorrido está incluido en el Espacio Natural de la Yecla y los Sabinares del Arlanza que, situado al oeste la Sierra de la Demanda, alberga uno de los sabinares mejor conservados y extensos de Europa. El río Arlanza atraviesa estos parajes formando un desfiladero sinuoso en medio de paredes calizas con cortados impresionantes, oquedades y cuevas, que albergan una avifauna importante. También cruza lugares mágicos en la historia de Castilla, como el monasterio de San Pedro de Arlanza y la villa de Covarrubias.

Carazo tiene una población de 44 habitantes y está situado a una altitud de 1.142 metros; el GR - 82 atraviesa la población y entre sus monumentos destacan la iglesia de Santa Eugenia y la ermita de la Virgen del Sol. En sus alrededores se han encontrado vestigios romanos y su término era cruzado por la calzada que unía Clunia y Tritium Magallum.
   Según el plan previsto, sobre las diez de la mañana del día siguiente (26 de diciembre), partímos de Carazo, los dos tíos y el sobrino, con un cielo gris y algo ventoso, a un ritmo "ligerito", pues intuíamos que la travesía sería larga y con una segunda parte, a partir de Contreras, de trazado incierto.


  Tomamos el camino que se dirige hacia el arroyo Mataviejas, pasando muy pronto al lado de un área recreativa infantil. En la ribera del río destacan, entre  hileras de chopos, algunos nogales de porte magnífico; enseguida, al ir ascendiendo, aparecen las primeras sabinas que nos sorprenden por su esmerada poda, lo cual invita a recordar con admiración a los autores de estos cuidados forestales. Su presencia será constante durante toda la ascensión.
Enseguida, la senda se empina y así seguirá sin compasión hasta alcanzar la loma de la Mesa de Carazo; algunos resaltes calizos destacan sobre la ladera de la izquierda; el arroyo va perdiendo caudal a medida que ascendemos. En  algunos descansillos aprovechamos para tomar aire y para disfrutar de la panorámica que se abre en el valle con Carazo al fondo.


  Ya en la meseta de San Carazo giramos hacia el oeste y, mientras avanzamos hacia la cornisa meridional, nuestra primera impresión es de cierta decepción, pues tampoco esta vez disfrutaremos de las vistas de la Sierra de la Demanda debido a la nubosidad alta que las envuelve; aún así, las sensaciones que se perciben desde estas peñas son especiales: te sorprende el vasto sabinar arraigado en pura roca caliza del Cretácico que cubre esta meseta a una altura media de 1.450 metros; según avanzamos por la arista hacia el oeste impresiona el cortado rocoso que rodea esta gran mesa; las vistas son espléndidas: al fondo, en el valle, se descubre una gran masa de robledal rodeada de enebrales en los costados; a lo lejos se otean los montes que rodean Silos y más allá, las Peñas de Cervera que limitan el horizonte por el sur. Al oeste, ya aparece majestuoso el fuerte de San Carlos en el Alto de la Mirandilla, hacia donde nos dirigimos. Tras coronar la parte cimera (1.458 metros), van apareciendo varias grietas hasta que nos corta el paso una enorme sima, cuyo fondo aparece marcado por un surco de nieve; la erosión geológica ha abierto un tajo profundo en la roca que se abre al precipicio. Miguel anuncia una futura incursión investigadora para descubrir en las profundidades sus misterios ocultos.







    En el límite del cortado occidental, recordamos, del año pasado, la grieta de bajada, y raudos descendemos hacia el Collado Rasa (1.131 metros), para proseguir hasta el repecho, que nos dejará en lo alto del Fuerte San Carlos (1.454 metros). Zequi ya viene reclamando una parada para almorzar, y así lo hacemos nada más alcanzar la loma. Sin trago de vino que echarnos al coleto, sino con agua fresquita, degustamos queso y algo de embutido, con buena torta, amén de turrón blando y orejones navideños que nos saben a gloria. Enseguida Míguel anima a no hacer el remolón, pues queda aún mucha travesía.
    Pronto aparece uno de los cubos de la muralla que rodeaba el recinto de San Carlos; conserva unos 5 ó 6 metros de altura, aunque por su cara sur amenaza ruina; después aparece otro peor conservado y restos de paramento. Prosiguiendo por esta cara descubrimos un monumento más moderno, cuya inscripción no aparece clara, y restos de una torre cuadrada. En esta meseta, de dimensiones más reducidas que la anterior, apenas aparecen sabinas, debido, quizá, a los asentamientos humanos que se sucedieron a lo largo de los siglos. Ya los celtíberos descubrieron su función como lugar de vigía. En la Edad Media fue fortaleza en litigio, a partir del siglo X, entre moros y cristianos y, posteriormente, entre castellanos y navarros. Hasta en la primera guerra carlista tuvo su importancia estratégica.
    Desde este mirador, las vistas son también espléndidas: hacia el noroeste se divisa el extenso sabinar milenario, que se extiende en lontananza hasta alcanzar la Sierra de las Mamblas, únicamente sesgado por el río Arlanza, que serpentea caprichosamente entre Hortigüela y Cobarrubias. Más al Norte, el sabinar se acerca al arroyo de la Estacada, el cual, cerca de su final, forma un pequeño cañón, cuyas pared derecha trepa hacia la Sierra del Gayubar (1.236 metros). Bajando la vista, contemplamos Contreras, pueblo con gran encanto, que se encuentra en medio de una amplia hondonada.

   De nuevo volvemos a albergar sentimientos gratificantes en medio de una montaña mágica, rodeada a su vez de un espacio natural con características históricas, paisajísticas, geológicas y botánicas singulares, a medio camino entre la meseta castellana y la cordillera Ibérica.
   Pero el tiempo apremia y el cielo se va tornado plomizo; escrutamos el camino a seguir, y dudamos entre atravesar el sabinar por la zona alta del monte, o descender hasta Contreras, para después avanzar hacia el arroyo que nos acercará hacia el río Arlanza. Acordamos la segunda opción y comenzamos el descenso hacia el pueblo, deteniéndonos un momento para disfrutar de dos lagunitas al pie de unas encinas.

   En las inmediaciones del caserío observamos plantaciones que nos parecen nogales. En la entrada, cerca de una fuente, pasamos junto a una alberca y un destartalado molino. Atravesamos Contreras por la calle de la Asunción, parándonos únicamente en dos plazuelas con sendos monumentos: uno dedicado a un personaje ilustre del lugar, de apellido Lara, y el otro que contenía dos árboles fosilizados con una inscripción que databa su edad. En varias casonas de piedra aparecían escudos en sus fachadas, y en otras, más modestas, apreciamos su estructura de machones de enebro, típica en la arquitectura rural de la zona.
   Elegimos el camino que se dirige al arroyo de la Estocada y, tras atravesar tierras de labor, nos acercamos a su cauce por la margen izquierda, en la que alternan rebollos y quejigos indistintamente. Seguimos por la orilla del río, donde  pronto confluye otro arroyo, el del Zacejo.
 Paulatinamente, se va encajonando el vallecito y aparecen los cortados rocosos en los que se distinguen, posados en sus cornisas y cantiles, grupos de buitres leonados; en el cielo también planean cerca de un centenar de carroñeros. Otras rapaces que proliferan por estos parajes son el águila real, el búho real, el halcón peregrino, etc... En lo alto del paredón de enfrente, se distinguen varias tenadas de ovejas con sus marcados tejados rojos (tenadas de Valdelacasa). Cruzamos el arroyo y, en la otra orilla, en medio de la pradera, descubrimos un pintoresco chozo pastoril de forma circular, más amplio que otros conocidos de la zona del páramo. Nos introducimos en su interior, y de nuevo nos sorprenden los buitres en el cielo a través de un ventanuco del tejado. Un enebro curvado ejerce de caballete, soportando la techumbre formada de largueros y ripia de enebro; una cubierta de argamasa cubre el exterior.


  Seguimos avanzando por el fondo del cañón que se estrecha hasta el punto en que debemos elegir entre dos opciones: una, avanzar chapoteando por el torrente, y otra, retroceder y salir del desfiladero; Decidida la segunda, debemos trepar por la pendiente izquierda y caminar hacia poniente; atravesamos otra vaguada con ascensión incluida; ya en la loma, descubrimos la carretera que paralela al río Arlanza proviene de Hortigüela. Animados por esta referencia decidimos proseguir, sin perder altura, con el mismo rumbo. Cruzamos un encinar muy tupido y, caminando de esta guisa, con algo de incertidumbre, descubrimos por fin, de frente, otro tramo de carretera con puente incluido; con la ayuda del plano nos cercioramos de que se trata del segundo puente de la carretera que proviene de Covarrubias. Descendemos hacia el río Arlanza y una senda, por su orilla izquierda, nos acercará a la carretera. Paramos un momento en un claro del sendero y descubrimos el monasterio de San Pedro de Arlanza en el fondo del valle y la ermita de S. Pelayo en lo alto de una roca; Míguel nos recuerda a Fernán González, cuya leyenda le nombra como fundador de dicha ermita tras una promesa realizada a San Pelayo, monje eremita a quien encontró, huyendo de un jabalí, en una cueva situada en la parte inferior del promontorio. Más adelante nos sorprenden sobre el río, grandes bloques de roca desprendidos desde los cortados superiores, tras las recientes lluvias del otoño. Los efectos del derrumbe son notorios en la vegetación de la ladera, donde aparecen arrasados y tronchados cantidad de enebros y arbustos. Este exceso de la naturaleza me recuerda otro similar, aún más espectacular, en el alto Tajo, conocido como el Hundido de Armallones.

  El paseo, a pesar de este incidente, es plácido; mas para completar la excursión empiezan a caer los primeros copos de una nevadita que nos acompañará, primero, hasta el puente que oteamos desde lo alto, y después, ya por carretera, hasta el siguiente, donde en sus inmediaciones nos espera el Peugeot de Beni. Dejó de nevar y una fina capa de nieve cubría la carretera. Con Zequi al volante y con precaución, seguimos el Arlanza curso arriba hasta cerca de Salas, donde nos desviamos hacia Carazo, punto de partida de la ruta. Aquí nos despedimos y, cada mochuelo a su olivo con un recuerdo muy grato por la magnífica travesía que habíamos realizado. No habían faltado ninguno de los ingredientes propios de una gran jornada en la naturaleza: paisajes singulares y variados, pueblos con encanto, monumentos, historia, avifauna protegida en zona ZEPA ... y, todo ello, ambientado con pequeñas dosis de intriga y aventura.

¡  FUE UNA FELIZ CAMINATA DE DESPEDIDA DEL 2.008  !

26 diciembre de 2.008




EL TORREÓN DE LA GREDA 8 de agosto de 2.011

EL TORREÓN DE LA GREDA
  8 de agosto de 2.011
 El Torreón de la Greda es una atalaya enclavada en medio del páramo de Cerrato; está rodeada de campos de cereales, entremezclados con suertes de monte pobladas de quejigos, sabinas y encinas. No menos de una docena de pueblos de las provincias de Palencia y Burgos lo circundan y su silueta inconfundible se divisa en un radio de 4 ó 5 kilómetros a la redonda.

Sobre la época de su construcción y  la función que tuvo en su origen, me remito a la información publicada en el blog de  Alberto Andrés, "Castillos de Palencia", en el apartado de Cevico Navero, donde comenta lo siguiente sobre El Torreón de la Greda:

 "La construcción, probablemente del siglo XVIII y con la finalidad de vigilancia del ganado, ... Está declarado Bien de Interés Cultural desde 1949. pesar de lo que se ha publicado en la prensa sobre el uso de esta torre como telégrafo óptico, en ningún momento formó parte de la Línea de Castilla".

También comenta en  esta entrada la reconstrucción de la Torre llevada a cabo en 2.019 tras el derrumbe parcial de la misma tres años antes. La obra fue financiada por el Instituto Geográfico Nacional, propietario del Vértice Geodésico que alberga.

Los tres párrafos anteriores son un añadido a la entrada anterior en enero de 2.023, tras la visita familiar al Torreón, desde Vllafruela, el pasado 25 de diciembre, 2.023.

   Para los lugareños de los municipios próximos, resulta un lugar atractivo y sugerente que nos invita a acercarnos a su base, para después, ascender con pausa por la escalera metálica adosada a la pared sur y, ya en lo alto, poder tocar el vértice geodésico instalado en la terraza superior. Desde aquí, las vistas panorámicas son amplias y espléndidas.

    A continuación, describiré la visita realizada durante el verano de 2.011:
 El 8 de agosto de dicho año, los hermanos Míguel y Arsenio, junto con el primo Txomin, emprendimos, sobre las 9:40 de la mañana, una salida en bici a un lugar emblemático del páramo del Cerrato, el Torreón de la Greda.  La mañana era fresquita y, en un santiamén, nos presentamos en la Raya de Espinosa.
   Por el Raso nos cruzamos con el primo César que ya regresaba del paseo matinal. En Tabanera nos desviamos por el camino de la Manguilla en dirección a la corraliza de Magialengua. Varios colmenares abandonados aparecen  a nuestra derecha; la  conversación recuerda el acarreo de mieses en otros tiempos, desde lugares tan lejanos al pueblo como  Bartolillo, término que queda hacia la izquierda del camino que tomaremos procedente de Espinosa.




   Enseguida, aparecen a la derecha unas naves de ovejas. De nuevo en el vallejo que asciende suavemente, contemplamos más colmenares típicos de esta zona. Con sorpresa descubrimos que uno de ellos ha sido reconstruido, aunque ahora el doble tejadillo tradicional que distinguía el pasillo de la parte que cobijaba los cestos, ha sido sustituido por una vertiente continua. En el corralillo se distribuyen media docena de colmenas de alzas; nos congratulamos, pues se ha recuperado y poblado un colmenar, cuyas abejas polinizarán las flores de estos lugares inhóspitos.
   Más adelante, Miguel nos alerta de la presencia de un búho real sobrevolando el valle; comentamos que, antaño en otra salida por este mismo paraje a finales de los 70, entre los quejigos de la ladera, nos sorprendió también otro ejemplar de búho real. (Entonces nos acompañaba Josechu; y Miguel era un chaval que ya disfrutaba recorriendo en solitario estos páramos).



    Al rato, aparece el lavajo de Magialengua, aún con agua en su lecho; desde este lugar, nos acercamos, por el repecho de la derecha,  a  la  corraliza con su chozo típico. Este sigue como siempre, cada vez más descarnado en la parte externa, pero aún íntegro en el interior. Llegará el día en que se hundirá irremediablemente, como comprobaremos en  otro chozo ya cercano al Torreón.
   En este punto es preciso atinar bien con el camino a tomar para dirigirse de forma más directa al Torreón, pues la maraña de nuevos caminos de concentración, recientemente construidos, dificulta la elección correcta. Esta zona la cruza también un camino tradicional entre los pueblos de Villafruela y Antigüedad (senda Antigüedad).

   Puestos de nuevo en marcha, por el camino elegido, disfrutamos de la planicie, contemplando campos de girasol y rastrojos; a media distancia, aparecen zonas del monte de roble quejigo primitivo que se roturó sobre los años 50-60;  y, a lo lejos, ya aparece la figura inconfundible del Torreón de la Greda, punto final del itinerario de ida.
   Atravesamos términos, como el Verdugal y el Girón, donde recientemente han edificado un chozo de figura más alargada que los típicos circulares de la región. Entre estas fincas pasa otro camino que antaño servía para el tráfico entre Antigüedad y Villovela de Esgueva. Por estos lares la rueda delantera de una de las bicis se nos pincha, lo cual nos obligará a inflarla periódicamente durante el resto de la ruta.
   Sobrepasamos el desvío que nos acercará al Torreón, para acercarnos, a poca distancia, a la Cañada Real Burgalesa, ramal hermano de esta misma cañada que se bifurca a partir de Lerma en el entorno del río Arlanza; discurre por  pueblos como Tordómar,  Royuela y Antigüedad; posteriormente se une a la Cañada Real de las Merinas en Hérmedes de Cerrato y cruza la Cañada Leonesa, ya cerca de Valladolid. Después prosigue su viaje por la provincia de Salamanca hasta arribar a la de Cáceres, cerca de la frontera portuguesa, en el término de Valencia de Alcántara. (Ver página de la Cañada Real Burgalesa)

 En el entorno de la cañada, Miguel descubre las ruinas de un  chozo hundido, que nos hacen lamentar su pérdida. A pocos metros, en un corral, nos sorprenden unas colmenas, cuyas abejas están un tanto nerviosas; algunas nos atacan y Míguel se lleva la peor parte, pues dos de ellas le pican en la cara; los aguijones le producirán gran hinchazón y, a la postre, requerirá tratamiento médico en Lerma.
  No obstante, de momento, no lo damos mucha importancia; retrocedemos un trecho para después, desviarnos del camino y acercarnos al Torreón, que ya está cercano. (Vértice geodésico, 950 m)
  Accedemos a la cubierta superior por la escalera de la cara sur, desde donde oteamos el horizonte en todas las direcciones. Es un lugar estratégico de primer orden para deleitarse contemplando estas parameras de Castilla; hacia el occidente, más allá de vastas zonas de encinar y robledal, se divisan numerosos molinos de viento instalados en los últimos años. Después de disfrutar de las panorámicas, descendemos y nos recuperamos alimentándonos con magdalenas, barritas de cereales y almendras. Txomin descubre, al dado de unos  endrinos, una encina cercana plantada por su padre Mauricio hace ya muchos años.
  Regresamos por el camino de ida hasta Magialengua, para después continuar  en dirección al monte de Salce y, así, dirigirnos más directos a Villafruela. Cerca del siguiente cruce, nos acercamos a  una casa de campo abandonada (Casa de la Hermenegilda), asiduamente visitada en nuestras incursiones por la zona. Consta de cocina, sala-dormitorio y cuadra amplia con pesebrera para ocho caballerías. Está adornada de forma curiosa y sugerente con electrodomésticos de la primera época: nevera, TV, ventilador…
   Proseguimos la ruta y nos adentramos en el monte, en las cercanías del Mojón de la Paz; lo atravesamos por una parcela de girasoles que impide seguir la senda, para así enlazar con el camino del monte entre la Pedraja y los Siete Hermanos. En la Fuente de Frades Míguel sigue hacia el pueblo, pues continua con las molestias derivadas de las picaduras; Txomin, con la bici pinchada, y Arsenio, recorren la fuente y el humedal restaurado el año pasado; no percibimos presencia de ranas, pero las eneas comienzan a aparecer en las orillas del estanque.
   Antes de regresar, nos acercamos a la parcela de Valdelamentira para contemplar en sus inmediaciones unos arbustos que nos intrigan desde la lejanía; son guindales que bordean la parte alta. En pocos lugares de la zona proliferan con tanta exuberancia.

   De nuevo en el camino, nos apeamos  una vez más, para acercamos a la Cotarra (944,568 m), en busca de algún ejemplar de gerbal (serbal de cazadores) que mi madre recuerda en la ladera próxima. La recorremos, pero en vez del gerbal, encontramos, además de algunos quejigos y almendros, sendos ejemplares bien robustos de castaño de indias y de nogal; por cierto, este último, con cantidad de nueces. En la zona hay restos de dos colmenares antiguos. (En posteriores visitas a la Cotarra descubriremos el gerbal en la ladera norte).
   Montados de nuevo en las bicis y con el viento de cara, regresamos a casa, ya sin más pausas, contentos por el itinerario realizado en esta mañana poco calurosa de agosto.
DIRECCIONES:
EL TORREÓN DE LA GREDA (CASTILLOS DE PALENCIA)
http://www.castillosdepalencia.es/cevico_n/cevico_n.htm

 EL TORREÓN DE LA GREDA (VÉRTICE GEODÉSICO)
 ftp://ftp.geodesia.ign.es/Red_Geodesica/Hoja0313/031333.pdf
 http://www2.ign.es/iberpix/visoriberpix/visorign.html
 http://www.sigpac.jcyl.es/visor/





martes, 29 de diciembre de 2015

LA CAÑADA REAL BURGALESA (otoño, 2.015)

LA CAÑADA REAL BURGALESA
(Entrada teórica. Queda pendiente su realización)
(otoño, 2.015)
 La trashumancia de ovejas merinas se inició durante el reinado de Fernando III el Santo, con la conquista y dominio de las tierras del Sur de España y se reguló y ordenó, en 1.273, por medio del Edicto Real de Alfonso X el Sabio y la creación del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores.


   La Cañada Real Burgalesa es una de las nueve cañadas reales por las que se realizó la trashumancia de ovejas merinas durante cientos de años en la España peninsular. Estas vías pecuarias comunicaban los pastos estivales de las montañas del Norte con las dehesas andaluzas y extremeñas de la mitad meridional.  Esta cañada, en particular, enlaza la comarca burgalesa de la Sierra, (Huertas de Arriba y de Abajo, los Tolbaños, Monterrubio, Riocabado, Barbadillo, Pineda …), con la zona cacereña de Valencia de Alcántara, recorriendo en su camino, además de la de Burgos, las provincias de  Palencia, Valladolid, Salamanca y Cáceres.


  El viaje de ida, desde las sierras castellanas, se iniciaba durante el mes de octubre y duraba unos 30 días en su recorrido hasta el sur; el de vuelta, en mayo, partiendo de la zona de invernada, se realizaba en unas 21 jornadas; la menor duración se debía a que las ovejas, en el viaje de otoño, iban preñadas.

  A través de los mapas del Instituto Geográfico Nacional se puede realizar el seguimiento de esta cañadas y comprobar su estado actual. El tramo de la Cañada Real Burgalesa que mejor se conserva está comprendido entre el área de "Los Manantiales", un lugar cercano a Cuevas de S. Clemente, al lado de la carretera N – 234, y la zona próxima a la ciudad castellana de Valladolid. Esta parte de la cañada será la que seguiremos con más detalle en este viaje simulado.

  Al punto más meridional, cercano a Cuevas de S. Clemente, accedían los ganados de merinas de la Sierra de la Demanda y de Mencilla. A través de la Cañada Real Burgalesa proseguían su camino, en dirección suroeste, por las altas parameras de "El Bardal", entre Mecerreyes y Torrecilla del Monte; más adelante descendían, entre Santa Inés y Villamanzo, hacia el Arlanza, antes de acceder a Lerma. En el entorno de esta villa, la Cañada se bifurca en dos ramales: la Cañada Real de las Merinas y la Cañada Real Burgalesa. Ambas cañadas confluirán, más adelante, en la población palentina de Hérmedes de Cerrato, para proseguir su camino hacia Extremadura.


 El ramal de la Cañada Real de las Merinas continúa su trazado, desde Lerma, en dirección suroeste, por el camino antiguo de Torresandino, pasando por la Hendaya hacia Santa Centolla, cerca del puente de la carretera provincial BU-114 sobre el ferrocarril Madrid - Burgos; posteriormente, tras cruzar el Encinar, sigue en paralelo a dicha carretera por su orilla derecha cerca de Avellanosa e Iglesiarrubia. La cruzará de nuevo por “la Serrana” para dirigirse hacia el monte de Iglesiarrubia, al que atraviesa, acercándose a las corralizas de Pozomén y del monte de Fontioso. Después, recorrerá terrenos de "El Enebral de Lerma", ya totalmente roturados, entre los pueblos de Villafruela y Cilleruelo de Abajo. Esta zona es muy llana y solo encontrará pequeñas depresiones al cruzar el Valle Grande y la Hoya Grande.

Prosigue su andadura, cruzando de nuevo la provincial BU -114, y ya, en dirección oeste, discurre a los pies de Cuesta Otero (945 m), dentro del término de Torresandino. Más adelante, desde la cañada, se podrá divisar a la derecha, el torreón de la Greda (950 m.), punto estratégico importante dentro del Páramo de Cerrato. Poco después, penetra en la provincia de Palencia, tras atravesar la carretera comarcal C- 619 (Aranda - Palencia), entre los pueblos de Tórtoles y Cevico Navero.   Finaliza su trayectoria después de abandonar Hérmedes de Cerrato, donde confluye con el otro ramal ya anunciado, el denominado como Cañada Real Burgalesa.
  Este segundo ramal aparece en los mapas del Instituto Geográfico Nacional en el área de Tordómar, (Burgos), en la orilla izquierda del río Arlanza. Se dirige hacia Royuela, pasando por La Veguecilla; después, atraviesa los páramos de Royuela y se acerca por el caserío de Pajarejos hacia la ermita de Nª Sª de Garón, ya en la provincia de Palencia. Sigue en dirección suroeste por el término de Antigüedad y se aproxima a los pueblos de Cevico Navero y Villaconancio, al cual atraviesa. Aquí toma dirección sur hacia el río de los Madrazos, afluente del Pisuerga, al que cruza a unos 6 km de Hérmedes de Cerrato. En este punto, en el término de Prado del Aguilarejo, empalma con el otro ramal que proviene de Hérmedes. A partir de aquí, se denominará por el nombre del segundo: Cañada Real Burgalesa.


   Un recorrido en bici entre ambos ramales de esta Cañada, en el entorno del Monte del Páramo de Cerrato, se muestra en otra entradilla de esta página web, con el título de: “Ruta en bici por las Cañadas Reales Burgalesas”. Se realizó durante el verano de 2.015 por tres amigos melgueros que apuestan por la conservación de estos caminos históricos.
 Prosigue la Cañada su trazado por las tierras altas que delimitan las vertientes del arroyo de los Madrazos (afluente del Pisuerga) y del Esqueva, siguiendo la línea de demarcación de las provincias de Palencia y Valladolid. A la derecha, dejará pueblos como: Vertavillo, Alba de Cerrato, Población, Cubillas de Cerrato, San Martín de Valvení; y a la izquierda, poblaciones del Esgueva, como: Torre de Esgueva, Castroverde de Cerrato, Amusquillo, Villafuerte, Esguevillas, Piña de Esqueva, Villanueva de los Infantes, Olmos de Esgueva y Villarmentero de Esgueva.     
  Así discurre su trayectoria hasta las cercanías de Valladolid entre las poblaciones de Santovenia de Pisuerga y Castronuevo de Esqueva. Poco antes se cruza con un ramal de la Cañada Leonesa Oriental, en la zona del Páramo de Cabezón. Esta cañada, procedente de Riaño (León), ha sobrepasado el Pisuerga por Dueñas y después de dejar Cabezón, se ha orientado hacia el Sur. Después, cruza el Duero por Tudela y se dirige a Olmedo por Cogeces de Íscar. Y así proseguirá su destino, atravesando media España, por las provincias de Valladolid, Ávila, Salamanca y Cáceres, hasta alcanzar los lugares "extremos" en la provincia de Badajoz.           
  Desde la ciudad de Valladolid hasta su destino final en el norte de Cáceres, la conservación y definición de la Cañada Real Burgalesa es más discontinua; aparece en el mapa con diferentes nombres: Cañada de Puente Duero, Cañada de Ganados de Medina del Campo a Valladolid, Cañada de las Merinas, Cordel de Salamanca a Valladolid, Cañada de Salamanca a Medina del Campo, Cañada Real de Extremadura, Cañada Real de las Merinas de Extremadura, Cañada de las Merinas de Extremadura, Cañada de Ganados, Cordel del Puerto de Ganados, Cordel de Ganados de Alcántara, Cañada Real de Gata, Cordel o Vereda de Membrío a Alcántara y Cañada Real de Gata.

  En su trayecto discurre por estos términos: Valladolid - Pinar de Antequera - Puente Duero – Valdestillas – Ventosa de la Cuesta - Rodilana - Medina del Campo – El Campillo - Carpio - Braojos de Medina - Fresno el Viejo – El Pedroso de la Armuña – Pitiegua - Gomecello – Moriscos – Salamanca – Peñasolana – Golpejera - Calzadilla de la Valmuza (ruinas) - Rodillo - Carnero - El Tejado - Cojos de Robliza - Cuarto de Sánchez Arjona - San Muñoz - Villa Adelfa - Casas de las Cañadas - El Mejorito - Bocacara – A – 620 - Valdecarpinteros - Pedro Toro – Dehesas: Cantarinas y Pedrotello (Ciudad Rodrigo, Río Águeda) - Cra. CV - 85 – Fuenteguinaldo - Peñaparda –Cra. CV 36 - (Cra. CL-526) - Casas de Perosín - Puerto de Perales (908 m. Sierra de Gata) - Cra. EX.109 – Perales del Puerto – Vegaviana – Zarza Mayor – Piedras Albas – Alcántara – Membrío y Valencia de Alcántara.

   Los tramos de la Cañada que más atractivos me resultan para recorrer en bici son los extremos serranos de: Demanda -Mencilla - Neila y, Gata – Alcántara; el Páramo de Cerrato por razones obvias; y el campo charro, al sur de la ciudad de Salamanca, con sus privilegiadas dehesas; itinerarios todos interesantes para idear proyectos y así poder seguir las huellas pretéritas de los pastores trashumantes.
Direcciones interesantes de Internet:
   - ASOCIACIÓN  TRASHUMANCIA Y NATURALEZA
Fomenta el estudio, protección y utilización de la Rede Nacional de Vías Pecuarias.
http://www.pastos.es/


- GEODÉSICOS DE PALENCIA
       http://www.celaontinyent.es/index.php/vertices-geodesicos-de-espana/468-vertices-geodesicos- palencia.html

- INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL:

http://www2.ign.es/iberpix/visoriberpix/visorign.html
· SIGPAC :
http://sigpac.mapa.es/fega/visor/